10 de agosto de 2011

Coro Gospel de Argentina: Mística negra en tierras porteñas





¿Un coro gospel de Buenos Aires? Vamos, suena un poco raro, como cuando aparece en Cosquín un japonés cantando chacareras. No es que la música religiosa afroestadounidense sea completamente desconocida por acá: algo aparece en el repertorio de coros y grupos vocales –inclinados en general más por una expresión particular: los negro spirituals–, incluso algunas formaciones especializadas hoy olvidadas abrieron cierto antecedente, pero eso no bastó para que el género echara raíces.

Sin embargo, ahí está, creciendo a paso firme, el Coro Gospel de Argentina. Después de dos años de duro trabajo, muchas presentaciones en iglesias, eventos, teatros y también como invitados de Dancing Mood (véase DVD 100 Nicetos o, en su defecto, Youtube) y un buen disco –This is how we do it! (2010)–, el Coro demostró que no es apenas un grupo de entusiastas. Hay que escucharlo para ver hasta qué punto la cosa va en serio.

Uno de sus motores, Franco Gandullo, productor artístico y ejecutivo, ya había sembrado una semilla en la capital mediterránea, el Córdoba Gospel Choir, que aún hoy sigue en camino con notables resultados. Gandullo se vino a Buenos Aires a replicar y potenciar esa experiencia y encontró acá a una compañera ideal: Natalia Welbey, directora del grupo.

Natalia tiene una voz extraordinaria, una técnica depuradísima y mucha ruta en sus escasos 33 años: acompañó como corista en giras o grabaciones a –por solo empezar a enumerar– Pedro Aznar, Vitale, Baglietto, Bob Telson, Diego Torres, Víctor Heredia, Bahiano, Mihanovich, Patricia Sosa; hizo cruceros, cantó en Nueva York, en México, hizo jazz… Domina todas las facetas del canto negro: la épica, el desgarro, la seducción, el susurro, el rugido, el melisma.

Tras ella, se alinean 100 (¡cien!) cantantes amateurs y profesionales unidos por el amor a esta música y una pequeña pero muy sólida formación instrumental (piano, bajo, guitarra y batería). Juntos, recorren un repertorio que atraviesa 250 años, del himno “Oh, Happy Day” (del siglo XVIII) o el spiritual tradicional “I Wanna Be Ready” a gemas del cancionero contemporáneo: “Bridge over Troubled Water” (de Simon & Garfunkel, vía Aretha Franklin), “Victory” (de Yolanda Adams, figura central del gospel actual) o “I Believe I Can Fly” (balada hitera de los ’90 firmada por R. Kelly).

El Coro Gospel está aún en etapa formativa. Sus versiones son cuidadísimas, el sentimiento es sincero, pero lo que hay por delante es todavía mucho más de lo que hay por detrás. Lo cierto es que ya existe y, además de potencial, tiene un brillante presente.