Hay en Ventanas
(2009), el último disco-dvd de Aca Seca, y también en obras anteriores, un
puñado de canciones a capella que
resumen la pulcritud y el detallismo de uno de los grupos más originales de la
música de raíz folklórica. Esas nubes de voces, de líneas difusas, como gotas
que flotan en el aire sin transformarse en lluvia, son condensación de una
propuesta que parte de la música tradicional pero la conduce hacia un lugar de belleza
y contemporaneidad alejado de todo cliché.
Ventanas marcó la apertura del trío de Juan Quintero, Andrés Beeuwsaert y
Mariano Cantero hacia un camino menos folklórico, más cancionístico. Además de
tres composiciones de Beeuwsaert y dos de Quintero, hay temas del uruguayo
Eduardo Mateo (el bello “María”, en el que, de la melancolía original, hacen
nacer una visión más esperanzada; y “Esa tristeza”, interpretado en clave de
jazz fusión con Javier Malosetti en bajo), uno con poesía de Juanele Ortiz, uno
de José Flamenco (que da nombre al disco), otro de Edgardo Cardozo.
Puentes hacia la trova latinoamericana, guiños
hacia la rosarina; una atmósfera luminosa. Cuando reaparece el folklore, lo
hace desde una tangente. Desde la concepción aérea del anónimo “Pobre mi
negra”, en el que la melodía flota en un entretejido de voces. O desde el
dramatismo que Liliana Herrero le imprime a “Canción de las cantinas”
(Castilla-Valladares), cuando ellos se colocan en segundo plano y la
cantante marca el carácter.
Tres grandes instrumentistas y vocalistas,
tres inteligentes arregladores y compositores, tres amigos capaces de crear en
vivo –como se ve en el dvd de Ventanas,
como se verá los próximos miércoles– un aire de intimidad y frescura; capaces
de convencer y conmover.
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