2 de septiembre de 2013

Hernán Lucero: A nombre propio



Soy yupanquiano hasta la médula. No hay espacio –ni propósito– de explicar por qué. Pero arranco con eso para que se entienda algo de lo que sentí hace un año cuando, en un homenaje a Atahualpa organizado por la imprescindible Hilda Herrera, la pianista estrenó una baguala inédita del poeta a la que le había puesto música. Esa noche, las palabras de Yupanqui brotaron de la voz de un sólido cantante que yo, equivocadamente, tenía circunscripto a los terrenos del tango, Hernán Lucero.

Hoy, esa “Baguala nomás será” resplandece promediando la lista de temas de su último disco, Lucero. Tangos y canciones criollas. El título con su apellido sugiere algo inaugural. No sé si será así o no, pero es verdad que, aunque hace más de una década que transita repertorio criollo y suburbano, solo o con los Bardos Cadeneros, en el disco profundiza esa búsqueda.

Si uno repasa los invitados que tendrá en el Tasso y los temas que interpretará con ellos, parecen no quedar dudas: con Raúl Carnota hará el tango “Esa ventana”; con Jaime Torres, la cueca norteña “Taquiña” (letra de Jaime Dávalos); con Jorge Marziali, la cueca “Para Palorma”; con Omar Moreno Palacios, la “Huella de Santa Rosa”.

La voz de Lucero es vigorosa; su afinación, impecable. Pero con eso no alcanza. Con un buen caño y estudio, ser un correcto cantor clásico puede no ser tan difícil. El tema, en esos casos, es ser de los mejores. Por su profundo lirismo y su buen ojo para el repertorio, Lucero logró sin dudas hacerse un lugar entre ellos.

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